Calla.
Calla y déjame hablar a mí. Déjate de sutilezas, no me hables del tiempo, ni me cuentes lo que piensas hacer esta noche -que yo ya sé, que no la pasarás conmigo, que vas a ir a mirar la Luna, a contarle lo que no me cuentas-, olvídate de seguir hablándome de todo y cuéntame de una vez por todas ese "nada" que te guardas solo para ti.
Háblame claro. No te vayas por las ramas, olvida las indirectas y pasa a las directas, aunque yo me acojone, aunque me de la risa floja, agárrame si me doy la vuelta, consigue de una jodida vez que sea yo la que mirándote por la fuerza, te escupa palabras que te muerdan el cuello.
Hazme gritar que me tiemblan las piernas si me pides que te mire a los ojos, que me fallan las rodillas si te respiro, que me tiembla el pulso si desvías la mirada, que se me eriza la piel si me rozas, que me pierdo y no se escapar ni quiero...
PRESTADO DE UN BLOG QUE ADORO!...
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